jueves, 12 de mayo de 2011

Las represas amenazan uno de los últimos territorios vírgenes del Planeta

El destino de uno de los últimos territorios vírgenes de nuestro planeta parece sellado. Este lunes el gobierno chileno aprobó un proyecto de la compañía eléctrica Endesa para construir cinco presas hidroeléctricas en dos ríos de la Patagonia chilena, el Baker y el Pascua, inundando 5.700 hectáreas de naturaleza inmaculada. Se da la circunstancia de que Chile es el único país del mundo cuya Constitución establece la propiedad privada de los derechos del agua, y Endesa, que posee el 90% del agua de Chile, reclama su ‘derecho’ a explotar los salvajes ríos de la Patagonia. Un “desastre ambiental irreversible”, como lo definen los opositores a las represas, que acabaría con el floreciente sector ecoturístico y con los hábitats de especies en peligro de extinción como el huemul (declarado “monumento natural de Chile” en el año 2006). 

El río Baker, uno de los dos ríos que se verá afectado por las represas. Foto de Daniel Beltrá (iLCP)

Hasta ahora, la remota región de Aysén no había sido alcanzada por la mano destructora del ser humano: su inaccesibilidad ha logrado que se conserve intacto un maravilloso territorio atravesado por inmensos glaciares, imponentes fiordos y valles verdes.  

El gobierno conservador de Sebastian Piñera justifica el proyecto, llamado HidroAysén, por la creciente demanda de energía de Chile -la economía más boyante de Sudamérica- y su alta dependencia de los combustibles fósiles. Consideran que las presas, que generarían 2.750 megavatios (casi un tercio de la capacidad actual de Chile), son imprescindibles para el desarrollo del país. Sobre todo, se necesita electricidad para la industria minera del norte país, y los analistas calculan que la demanda se triplicará en los próximos quince años.  Sin embargo, los opositores al proyecto defienden que es injusto que el sur sufra el coste de la industria del norte, y que Chile tiene un potencial enorme para abastecerse con energías renovables como la solar o la eólica, que apenas están implantadas en el país (tan sólo el 5% de la electricidad procede de fuentes alternativas).

El proyecto de Endesa ha generado un amplio rechazo en la sociedad chilena: según la última encuesta de Ipsos, el 61'1% de la población se opone a la construcción de presas hidroeléctricas en Aysén, y de hecho la aprobación del proyecto el lunes fue recibida con protestas en varias ciudades chilenas, incluida la capital, Santiago. La población local lidera junto a los ecologistas el movimiento de oposición, articulado en torno a la coalición “Patagonia sin represas”. La coalición-plataforma tiene una página web con mucha y muy buena información, como por ejemplo sus “9 razones para NO destruir la Patagonia Chilena”: La Patagonia Chilena reserva de vida, un modelo energético equivocado, 2.300 kilómetros de destrucción (sobre la línea de alta tensión, la más larga del mundo, que tendría que construirse para transportar la electricidad hacia el norte), Turismo y Desarrollo de la Patagonia chilena…

Los ecologistas de todo el mundo también se han unido desde el principio a la protesta contra la destrucción de la Patagonia chilena. Por ejemplo, esta semana Juantxo López de Uralde escribió en su blog un artículo en el que decía:
Este proyecto nunca debería llevarse a cabo. Se trata de una agresión ecológica sin precedentes. Por eso unimos nuestra voz a los que gritan: Patagonia sin represas.
Y para terminar, os dejo con una galería de fotos tomadas el año pasado durante una expedición de la Liga Internacional de Fotógrafos de Conservación (iLCP), que buscaba documentar y denunciar el impacto que tendría la construcción de las presas sobre el inalterado tesoro natural que es la región de Aysén.  

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