jueves, 28 de octubre de 2010

La mayor planta termosolar del mundo estará en California

El Gobierno de Estados Unidos ha aprobado esta semana la construcción de la que será la mayor planta de energía termosolar del mundo, con una potencia prevista de 1.000 megavatios, la misma que la de una central nuclear. La planta ocupará alrededor de 2800 hectáreas de suelo público en el desierto de Mojave, cerca de Blythe, California. Se espera que cuando empiece a funcionar a pleno rendimiento, en 2013, suministrará electricidad a entre 300.000 y 750.000 viviendas. La compañía alemana Solar Millenium y la californiana Chevron Energy Solutions son las encargadas de llevar a cabo el proyecto, con una inversión estimada de 6.000 millones de dólares, que generará más de 1.000 empleos durante su construcción y 300 cuando entre en funcionamiento. Este proyecto demuestra el potencial de las energías limpias para generar puestos de trabajo y mover la economía.

El 30% de esa cantidad será financiada por el Gobierno como parte de su plan de ayuda a las energías limpias. De hecho, es el 6º proyecto termosolar que aprueba el Departamento de Interior este mes, y se espera la aprobación de un 7º. Los 7 proyectos, todos construidos en California y Nevada, producirán conjuntamente 3.000 megavatios. (http://www.huffingtonpost.com/2010/10/25/biggest-solar-project-in-_n_773655.html) Estas prisas se producen debido a que las ayudas del Gobierno federal para las energías renovables concluyen este año. El Secretario de Interior, Ken Salazar, dijo acerca de la central de Blythe:

"El Proyecto de Energía Solar de Blythe es un importante hito en la economía de energías renovables de nuestro país y demuestra que Estados Unidos pretende competir y liderar en las tecnologías del futuro."


Las centrales termosolares consisten en enormes campos de espejos que concentran los rayos del sol en un único punto, en el que hay un fluido líquido. Ese líquido se calienta a cientos de grados y crea vapor, que mueve una turbina para generar electricidad.

Estas nuevas centrales demuestran que los esfuerzos del gobernador Arnold Schwarzenegger por implementar la energía solar en California están dando sus frutos. El gobernador promovió una ley que ordenaba que, para el año 2020, el 33% de la energía de California deberá proceder de fuentes renovables.

El comienzo de las obras de la megacentral (20 veces más grande que las que hay en España) está previsto para finales de este año. El proyecto también cuenta con sus detractores, debido al impacto ambiental que una infraestructura tan enorme genera. Algunos conservacionistas denuncian que acabará con el frágil hábitat de especies locales, como una tortuga protegida, y que agotará las escasas reservas de agua de la zona. Las empresas promotoras del proyecto serán obligadas a financiar la restauración de un área de más de 3.000 hectáreas con vegetación autóctona y establecer un plan de apoyo a la población de tortugas del desierto. Todos estos proyectos tienen su parte negativa, y se deben multiplicar los esfuerzos para reducir el impacto que generan lo máximo posible; pero el hecho de que Estados Unidos se empiece a implicar en el campo de las energías renovables debería ser un motivo de alegría para todos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El futuro de la biodiversidad se decide en Nagoya

La COP10, la 10ª Conferencia de las Partes del CBD (Convenio sobre la Diversidad Biológica), se celebra en Nagoya, Japón, desde el día 18 de Octubre hasta este viernes 29. De momento, todo indica que los delegados de los 193 países participantes en la reunión no van a conseguir un acuerdo ambicioso para detener la pérdida de biodiversidad en 2020, algo vital según gran parte de los científicos y organismos ecologistas. Los responsables del CBD dejaron claro al comienzo de la cumbre que la situación era crítica. "Si permitimos la actual tendencia pronto alcanzaremos un punto de inflexión con daños irreversibles e irreparables en la capacidad del planeta para seguir sosteniendo la vida en la Tierra", alertó Ahmed Djoghlaf, el secretario ejecutivo del CBD.

Y es que los datos son desoladores. A pesar de que la comunidad internacional se comprometió a reducir la pérdida para 2010, lo cierto es que no sólo no se ha frenado, sino que se ha acelerado. El ritmo de extinción de especies es en la actualidad 1000 veces superior a los ritmos históricos registrados. El 22% de la flora del planeta está en peligro de extinción, incluido el 27% de los corales. Un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el organismo que publica la lista roja de especies amenazadas, ha alertado de que un quinto de todos los animales vertebrados está en peligro de extinción. Las poblaciones de mamíferos, peces, anfibios, reptiles y aves han descendido un 30% en los últimos 40 años.

Aún así, los autores del informe destacan que los esfuerzos de conservación han tenido un impacto muy positivo: la pérdida de biodiversidad sería un 20% mayor si no se hubiesen tomado medidas de conservación. Por tanto, si de Nagoya sale un compromiso real para detener la pérdida de biodiversidad, hay muchas esperanzas. Según Julia Marton Lefèvre, Directora General del UICN:

“Esta es una prueba evidente de por qué debemos salir de Nagoya con un plan estratégico de acción para dirigir nuestro esfuerzos para la biodiversidad en la próxima década. Es una fuerte llamada de advertencia para todos nosotros – gobiernos, empresas, ciudadanos – para movilizar recursos y actuar como se requiere. La conservación funciona pero necesita nuestro apoyo, y lo necesita ahora.”


El Plan Estratégico 2011-2020 del que habla debe aprobarse en Nagoya y será la “hoja de ruta” que dirigirá los esfuerzos para evitar la pérdida de biodiversidad. Jaume Grau, el enviado de Ecologistas en acción a la cumbre, denuncia la falta de ambición del Plan: “Se habla de “reducir el ritmo de pérdida de biodiversidad en 2020”, pero no de detener la pérdida de biodiversidad.” Para Ecologistas en Acción “el objetivo de reducir el ritmo de pérdida de biodiversidad, aceptando implícitamente que la degradación continuará, es inaceptable”.

Uno de los puntos que más desacuerdo está generando es el Protocolo de Acceso y Participación en los Beneficios (ABS), que regulará los derechos de propiedad de los recursos naturales. Los países en desarrollo esperan compensaciones por el uso de sus recursos genéticos en la industria bioquímica o farmacéutica, pero Occidente, con la UE y Canadá a la cabeza, no parecen dispuestos a ceder con el tema de la propiedad intelectual. También se ha discutido sobre el porcentaje de áreas protegidas que debe haber en 2020. Las metas propuestas, 20% de la tierra y 15% del mar, no parece suficiente para detener la pérdida de biodiversidad.

Hoy han comenzado las conversaciones de alto nivel, con la llegada de muchos ministros a Japón para liderar sus respectivas delegaciones. Faltará nuestra nueva ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar (la misma que iba a "pintar de verde el ministerio"), que está en Luxemburgo defendiendo los intereses de la industria pesquera del atún rojo. Ojalá esta vez no vuelvan con las manos vacías, como de costumbre, porque lo que nos jugamos en Nagoya es mucho. No podemos permitirnos otro Copenhague: otra cumbre cerrada con buenas intenciones, pero sin planes concretos y ambiciosos. Que nuestra especie depende del resto del ecosistema para sobrevivir es algo indiscutible, pues nos proporciona servicios esenciales, como agua o aire limpios. Como ha escrito Jaume Grau en “Camino a Nagoya”:

“Lo que está en juego no es un acuerdo más, sino la que podría ser una de las últimas grandes oportunidades para empezar a reconducir una crisis ambiental que amenaza con acabar con las condiciones de habitabilidad de la Tierra para nuestra especie. La ciencia avisa que podríamos estar cerca de superar ciertos puntos de no-retorno a partir de los cuales sería imposible lograr un adecuado estado de conservación de la biodiversidad, lo que conllevaría graves riesgos para todos los organismos vivos, incluidos los humanos.”