jueves, 2 de diciembre de 2010

Menos biodiversidad equivale a más enfermedades

La revista Nature publica hoy un estudio que defiende que la pérdida de biodiversidad favorece la transmisión de enfermedades infecciosas en humanos, como la enfermedad de Lyme o el virus del Nilo Occidental.

El grupo de científicos responsables del estudio ha estado coordinado por la bióloga Felicia Keesing, del Bard College de Nueva York, y sus conclusiones corresponden al análisis de investigaciones publicadas desde 2005. Según el estudio, la pérdida de especies en ecosistemas como bosques, sabanas o arrecifes de coral, provoca un gran aumento en la transmisión de enfermedades infecciosas.

Hasta ahora no estaba claro si la pérdida de biodiversidad afectaba a la transmisión de enfermedades, pero este nuevo estudio sostiene que las primeras especies en extinguirse en un ecosistema son las que reducen la transmisión de enfermedades. Los investigadores no saben con certeza por qué sucede esto, y sugieren que puede deberse a su modo de vida y al nicho que ocupan en los ecosistemas.

Un ejemplo que se incluye en el estudio es el del ratón de patas blancas (Peromyscus leucopus), que habita el noreste de América del Mundo. El ratón es huésped de la bacteria que causa la enfermedad de Lyme, y también de las garrapatas que lo transmiten. Por el contrario, la zarigüeya norteamericana (Didelphis virginiana), no suele ser huésped de la bacteria, y se deshacen fácilmente de las garrapatas que intentan alimentarse de su sangre. Lo curioso es que cuando la biodiversidad se reduce en los bosques del noreste de Norteamérica, las poblaciones de ratón de patas blancas se mantienen mientras que las de zarigüeya descienden.



“Lo que estamos descubriendo es que la protección de la salud humana es otro de los muchos servicios que proporciona la biodiversidad”, ha dicho la Profesora Felicia Keesing. Los registros fósiles demuestran que la biodiversidad se pierde a un ritmo entre 100 y 1.000 veces mayor al que había antes de que aparecieran los humanos.

"El mensaje más claro es que degradar ecosistemas nos pone en riesgo", dice Will Turner, de la organización ecologista Conservation International. El nuevo descubrimiento debería ser un motivo más para detener esta sexta extinción que estamos ocasionando, si es que los que ya teníamos no eran suficientes.

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